Adaptación al cambio: Una competencia necesaria para crecer profesionalmente
Como se ha abordado en ocasiones anteriores, el cambio dentro de las organizaciones es uno de los procesos que se da con más frecuencia, sin embargo, la manera de proceder determinará en gran medida cómo los colaboradores asuman estas modificaciones. Las reacciones pueden ser desde generar resistencia hasta externar un alto deseo por involucrarse y ser parte del cambio.
La adaptabilidad se concibe como la capacidad para asumir los cambios sin que esto altere el alcance objetivos que se han propuesto con antelación. Lo cual está estrechamente vinculado con la capacidad de concebir como válidas perspectivas y situaciones diferentes a las que se está acostumbrado.
La adaptabilidad a los cambios representa un pilar fundamental para el sano ejercicio del liderazgo dentro de las organizaciones. El líder debe poder transmitir a los colaboradores un mensaje concreto: “los cambios son parte de los procesos de transformación y crecimiento de la organización, y los beneficios se verán directamente reflejados en sus labores diarias”.
En este sentido, aquellas personas que ejerzan un rol de liderazgo dentro de la organización deben tener un alto grado de adaptación al cambio, para impactar de manera positiva su entorno laboral y generar un proceso natural de adaptación entre los demás colaboradores.
Etapas del cambio
Es importante tomar en cuenta que, ante procesos de cambio es normal que existan muestras de resistencia de los colaboradores, las cuales se definen en cuatro etapas:
Negación: Esta etapa se caracteriza por una clara percepción de situaciones de peligro; como evaluar negativamente el trabajo realizado; tener que asumir nuevas tareas; o enfrentar un posible despido. En todas ellas el colaborador maneja altos grados de ansiedad y muestra dificultades para adaptarse.
Defensa: Las personas evitan tener contacto con su nuevo entorno, y se aferran a antiguos procesos y creencias, pero si cuentan con el apoyo necesario pueden empezar a realizar una valoración de las ventajas y desventajas que ofrece el cambio.
Aceptación: En esta etapa existe mayor apertura y disposición, lo que permite que se reconozcan y acepten algunos cambios. Empieza una renuncia a la resistencia y un interés por adquirir los conocimientos necesarios para afrontar el cambio.
Adaptación: Existe una valoración tanto de ventajas como desventajas del cambio que le impulsan a experimentarlo y adaptarse.
El papel del líder
Aunado a los procesos de resistencia, existen muchas dudas e incertidumbre en el personal, por lo que es fundamental que los líderes comuniquen con claridad las modificaciones que se van a implementar, los motivos qué los llevaron a tomar las decisiones, cómo afectarán estas su labor y cuáles son las ventajas y las desventajas del cambio que está por venir. Ofrecer esta información, aporta seguridad en los colaboradores y disminuye el grado de ansiedad que les puede provocar la situación.
Es muy común que las personas tengan ideas erróneas sobre el origen del cambio, entre ellas están:
- El origen del cambio son los problemas internos de la organización.
- El cambio solo afecta a los colaboradores, no a las jefaturas
- Todas las personas se van a adaptar con facilidad.
Ante estas premisas erróneas, aquellos que dirigen el cambio deben realizar un esfuerzo para eliminar estos mitos y explicar que es un proceso necesario en todos los ámbitos de la vida, y que en el contexto laboral permite el crecimiento personal dentro de la organización, observar una evolución en las áreas de operación, e innovar en los métodos y estrategias utilizadas.
Una vez derribados los mitos, es importante desarrollar en las personas aquellas competencias que les faciliten la adquisición de nuevas habilidades y herramientas que serán necesarias una vez implementado el cambio.
Para esto se recomienda hacer breves simulacros que se sean lo más cercano posible a las modificaciones que están por venir, por ejemplo en temas como infraestructura física, implementación de nuevas herramientas tecnológicas y nombramiento de nuevas jefaturas o equipos de trabajo.
Lo anterior facilitará la disposición que tienen los colaboradores hacia el cambio, sin embargo es recomendable inculcar desde un inicio su capacidad para:
- Renunciar con facilidad a prácticas antiguas.
- Mostrar flexibilidad ante situaciones nuevas.
- Ser promotores del cambio.
- Tener dominio de múltiples tareas.
- Priorizar las tareas en orden de importancia y urgencia.
- Tener la capacidad de adaptar sus respuestas ante necesidades cambiantes.
En resumen, adaptarse al cambio constituye un proceso de aprendizaje, donde unos requieren más apoyo que otros. Lo fundamental es transmitirle a la organización que los cambios son necesarios para crecer en conjunto y que solo por medio de la renovación se puede garantizar la mejora continua en un mundo cambiante y acelerado, donde lo que hoy es nuevo, mañana puede ser obsoleto.
Por último, es fundamental trabajar este tema sobre la base de la comunicación clara y fluida, para que el cambio encuentre el menor grado de resistencia en la organización.